Me llamo Buch; Herman Buch. Depende del eje de rotación de la Tierra aparezco por el este y desaparezco por el Oeste. En realidad esta situación únicamente ocurre dos días al año. El resto de los días puedo aparecer donde menos te lo esperes o, donde tu blog me lleve.
Recuerdo el año en que llegue a este amanecer. Confundiendo mi nombre a las amistades que me rodeaban y a los enemigos que me cercaban, decidí, para salvar problemas de lengua, pues no pocos eran los que al pronunciar mi nombre se lastimaban su órgano muscular situado en la cavidad de su boca, provocando pequeños goteos de sangre y ganando enemistades, decidí, digo, amoldarme a su lengua, país de este amanecer, corrigiendo mi nombre por dos motivos.
Uno; fácil deducción: al pronunciar mi verdadero nombre, Herman, lo pronunciaban con la letra “G” con lo cual quedó mi nombre como sambenito a su traducción castellana de Germán. Un sambenito consentido, que no con sentido, pero en fin, letras a la mar.
Dos; no tan fácil deducción, pero a ello voy.
No quise que se me confundiera con el verdadero Herman Wouk, (que más deseo suspirado) pues no pocos, en época escolar, universitaria y otras gaitas, conformaban mi apellido Buch con el apellido Wouk.
Vosotros, futuros lectores de estos secretos al amanecer, habréis sospechado que me estoy refiriendo al autor de “Youngblood Hawke” .
Releyendo la traducción de alguna de las novelas de Herman Wouk, en este mi país de acogida, no es de extrañar mi sorpresa en el bautizo de mi nombre Herman por Germán.
“Youngblood Hawke” es el titulo original de una de las obras más conocidas de Herman Wouk. Como digo, en este país de acogida, la traducción a esta novela quedó como “Mundo, demonio y carne”. Casi nada lo del ojo y lo llevaba en la mano.
Esta novela “Youngblood Hawke”, con guión del propio Herman Wouk, se llevó a la pantalla con el mismo titulo, pero, siempre un pero en este mar amanecido, nuevamente, en este mi país de acogida, bautizaron su estreno con dos sonoros cambios; en unos cines se anunció como “Una mujer espera” y, en otros cinemas se anunció con un titulo más romántico, siendo un drama, la titularon “Un amor espera” con la hermosa protagonista de “La mujer sin rostro” Suzanne Pleshette.
Suzanne siempre me regala excelentes momentos, como el momento de escuchar Suzanne de Leonard Cohen.
Por cierto, me gusta Susana en esta traducción de amanecer sin secretos.
Todo esto, rollo o no, más como presentación de quien soy, como advertencia para navegantes sin mar que, a la deriva, hayan llegado a esta orilla castigando sus ojos hasta el último punto final de cada historia o historias. Así es, pienso llenar de borrones estos folios en blanco que se me presentan ante la pantalla. Pienso escribir, permitidme el plagio a casi mi tocayo Herman Wouk (salvando las grandes distancias, naturalmente) del Mundo; del Demonio y de la Carne.
No pretendo ser el dragaminas Caine, ni mucho menos el capitán Queeg, ni en la ficción ni suplantando al actor duro que dio replica a ese personaje, Humpfrey Bogart.
Bien; la cita al duro, dicen, a Bogart o Queeg, se debe a la película “El motín del Caine”. “El motín del Caine” os sonará un montón como celuloide y mucho menos os sonará como novela del gran Herman Wouk.
Con todo esto quiero decir que no llego a este amanecer a imponer disciplina ni a cambiar ninguna norma si la hubiera, esto es, divertirme, distraerme. Únicamente intentaré recrearme a mi mismo y solazar a la tripulación hasta desaparecer la palabra motín.
“A la señora Frieda Winter, recordando con gratitud su amabilidad hacia un joven solitario en la ciudad.
El primer ejemplar salido de la imprenta, primer fruto de mi pluma, con sincera admiración que nada puede cambiar”
(Arthur Youngblood Hawke de Herman Wouk)
Frieda Winter puede ser Susana entre tantas Friedas.
“Arthur Youngblood Hawke
HOVEY, 1920 – NUEVA YORK, 1953
La muerte solo es tristeza. La tragedia está en el desgaste”
(Mundo, Demonio y Carne de Herman Wouk)
8 comentarios:
mi nombre también tiene sonoridades diferenciadas según por dónde salga el sol
y aunque prefiero el acento nocturno, ¿no es el amanecer su natural continuador?
por cierto, me gustó tu chica!
Cuando el anochecer desaparece en una línea discontínua, el amanecer se crece...Casi suenan igual, pero son tan diferentes que existen pocas posibilidades de que coexistan en un mismo espacio o tiempo. Salvo que el tiempo no exista y ningún nombre lo nombre. Ni German, ni Susan, ni ningún otro.
Entonces el amanecer anochece y el anochecer amanece en un juego de palabras.
Gracias por mostrarme el camino.
Después de leer tu comentario en mi blog, me ha costado reaccionar... Genial.
A lo que yo, esta navegante con mar, con mucha mar, ha llegado a la orilla de esta playa para responderte...
No quiero que llames antes de entrar,
ni preguntes si puedes pasar.
Yo dejo la puerta para que tu entres,
tú lo sabes, lo sabes...
Abriré las puertas de mi corazón,
para que entres,
allá adentro vivo yo.
Pero no te puedes rendir en el camino, porque yo esperaré al final de todo, del tiempo, del olvido.
Yo esparé.
Con tu permiso, me gustaría escuchar tus "Secretos al amanecer".
Un abrazo
Soy tempranera y puedes figurarte lo que me gustan los amaneceres. Durante ellos, será un momento idónea para venir a leer tus secretos.
Bueno aqúi voy a ser breve.. aunque es el que mas me ha gustado..
sólo te diré que ella me parece divina..
y que la rescates... es un lujazo..
quizás yo tambien lo haga, si me lo permites, de otra manera en mi blog...
pues su belleza me subyuga a mi tambien, hablo Suzanne..
y eso de que te guste Leonard....
pues mira.. como que ya me caes mejor.
Un abrazo
No te voy a soltar un rollo como mis predecesoras, con todo mi respeto, me ha gustado tu entrada... Y los nombres que se cambian al final tienen su puntito.
LO que me dejaste en mi blog súper bonito, en serio... : )
Siempre es tan bonito lo que dices, lo sé muy bien, a todas.
Publicar un comentario